La cápsula Starliner de Boeing no tripulada se acopló a la Estación Espacial Internacional (ISS), con más de una hora de retraso debido a los controles finales durante las maniobras, según la transmisión en vivo.
«La nave espacial Starliner completa su primer e histórico acoplamiento a la Estación Espacial Internacional abriendo una nueva vía de acceso para las tripulaciones al laboratorio orbital», sostuvo un locutor, consignó la agencia de noticias AFP.
El gigante aeroespacial estadounidense Boeing lanzó su cápsula en un vuelo de prueba no tripulado, tras años de fallas y falsos comienzos, en su objetivo de certificar un servicio de taxi espacial que hasta ahora monopoliza la empresa SpaceX, del multimillonario Elon Musk.
La misión Orbital Test Flight 2 (OFT-2) despegó desde el Centro Espacial Kennedy en Florida, con la nave espacial fijada sobre un cohete Atlas V de United Launch Alliance, según la transmisión en vivo de la NASA.
Cambio de imagen
El éxito de la misión era clave para reparar la maltrecha reputación de Boeing, después de un primer fracaso en 2019.
En esa ocasión falló el intento por acoplarse a la ISS debido a errores de software, que implicaron quemar demasiado combustible para llegar a su destino e incluso la posibilidad de destruir la nave durante su reingreso.
Un segundo intento estaba previsto para agosto del año pasado, pero fue retrasado desde la plataforma de lanzamiento para solucionar un problema de válvulas que no se abrían como debían, y la cápsula debió ser devuelta a la fábrica.
«Es un gran momento», aseguró la administradora adjunta de la NASA, Pam Melroy, justo antes del lanzamiento.
«Cuando construimos la estación especial estábamos realmente enfocados en toda la asombrosa ciencia que podíamos hacer en innovación, y ahora tener otra manera de llegar allí simplemente nos da más resiliencia», agregó.
Competencia de Musk
La NASA busca certificar a Starliner como un segundo servicio de «taxi» para astronautas hacia la ISS, una función que ya cumple SpaceX, de Elon Musk, desde el éxito en 2020 de su misión de prueba con su cápsula Dragon.
Ambas compañías recibieron en 2014 contratos con montos fijos de 4.200 millones de dólares para Boeing y 2.600 para SpaceX, poco tiempo después del cierre del programa del transbordador espacial, en un momento en que Estados Unidos dependía de los cohetes rusos Soyuz para llegar al laboratorio orbital.
Boeing, con su historia centenaria, fue considerada por muchos como una apuesta segura frente a la prácticamente inexperimentada SpaceX.
Pero la empresa de Musk envió recientemente su cuarta tripulación de rutina a la plataforma de investigación, mientras que los retrasos en el desarrollo de Boeing costaron cientos de millones de dólares a la compañía.
Starliner entregará más de 226 kilógramos de carga, incluyendo comida y otras provisiones, como ropa o bolsas de dormir para la tripulación de la estación.
Su único pasajero es un maniquí
Se llama Rosie the Rocketeer -un juego de palabras acerca de la estrella de la campaña de reclutamiento estadounidense en la Segunda Guerra Mundial, Rosie the Riveter-, cuyo trabajo consiste en colectar datos de vuelo con censores sobre lo que deberían experimentar los humanos.
La cápsula pasará entre cinco y diez días en el espacio, antes de desacoplarse y volver a la Tierra, mediante el empleo de paracaídas, para aterrizar en el desierto del oeste de Estados Unidos.
La NASA considera necesario tener un segundo proveedor de viajes a la órbita baja de la Tierra, en caso de problemas con SpaceX.
«Para nosotros es realmente crucial avanzar para tener dos vehículos tripulados de rutina que puedan llevar pasajeros hacia y desde la ISS», concluyó Dana Weigel, subdirectora del programa de la ISS.